Podría decirse que la antropología social es el arte de entender al ser humano a través de su medio: la sociedad. Pero no es solo eso, es ir más allá y descubrir cómo los individuos actúan y se relacionan en contextos temporales específicos, dándonos las llaves para abrir las puertas de la comprensión de sus ideas, creencias, costumbres y tradiciones.
Un estudio que trasciende en la historia
En México, la antropología no es reciente. Su presencia se remonta al siglo XIX. A lo largo de los años, ha ido evolucionando y enriqueciéndose hasta consolidarse en una disciplina “sociocultural”. Los antropólogos mexicanos se han dedicado arduamente al estudio de los pueblos indígenas, convirtiéndolo en un tema casi exclusivo de la antropología social en nuestro país.
El indigenismo asimilacionista surgió como respuesta a las preocupaciones políticas de principios del siglo XX. El Estado mexicano buscaba consolidar una sociedad nacional con una cultura homogénea, y la antropología social fue percibida como un instrumento clave para lograrlo. En ese contexto, en 1948 se creó el Instituto Nacional Indigenista.
Los cambios en la enseñanza de la antropología social en México
Desde la década de los 70, la enseñanza de la antropología se transformó al alentarse la creación de nuevos centros y el crecimiento de los ya existentes. Se empezaron a explorar ramas como la antropología de la política, la antropología urbana, la antropología de la religión y el estudio antropológico de la educación, enriqueciendo aún más la perspectiva de la disciplina.
El legado de Rodolfo Stavenhagen
Es imposible hablar de la antropología social en México sin mencionar a Rodolfo Stavenhagen, uno de sus exponentes más destacados. A través de organismos internacionales como la ONU, UNESCO y la OIT, Stavenhagen ha trabajado incansablemente para eliminar el racismo, la discriminación y la exclusión, especialmente en lo que respecta a los pueblos indígenas.
Una antropología social comprometida con el cambio
La enseñanza y práctica de la antropología social en México se ha consolidado con prestigiosos postgrados y nuevas instituciones que conforman la RED-MIFA (Red Mexicana Formadora de Antropólogos). Gracias a su compromiso con la transformación social y la lucha contra las injusticias, la nueva antropología mexicana es reconocida como una corriente progresista que busca construir una sociedad más justa, inclusiva y respetuosa de las diferencias.
¿Por qué estudiar una maestría en antropología social?
Obtener un grado avanzado en esta disciplina no solo proporciona mayores posibilidades laborales en el ámbito público y privado, sino que también desarrolla la capacidad de generar y fomentar conocimiento científico. Además, permite a los profesionales apoyar en labores sociales y conocer las preferencias y conductas de los consumidores.
El impacto de la antropología social en el marketing
Empresas como Starbucks han logrado mucho éxito gracias a acciones de marketing que tienen en cuenta el comportamiento de la sociedad y no solo el valor del producto. De esta manera, la antropología social se convierte en un aliado esencial para alcanzar una mejor identificación de marca y enriquecer el diseño de productos y servicios.
El espíritu de la antropología social mexicana
En un país tan rico en historia y tradiciones, la antropología social ha sabido encontrar su lugar y misión. Como una suerte de memoria colectiva, esta disciplina nos permite conocer nuestras raíces, apreciar nuestras diferencias y construir partiendo de ellas un futuro más próspero y equitativo.
La enseñanza y práctica de la antropología social en México ha dejado una huella profunda en el alma de nuestro país. Se ha convertido en una fuerza transformadora y un recordatorio constante de la importancia de abrazar nuestras diferencias para construir un mundo más justo e inclusivo. ¡Qué bonita y necesaria es la antropología social!
