En el vasto universo de elementos presentes en nuestra vida diaria, la sal se destaca como una de las más enigmáticas y multifacéticas. Su utilización en la preparación de platillos y remedios caseros, así como en diversas industrias, nos lleva a cuestionarnos: ¿cómo se obtiene la sal? Permítame acompañarle en este fascinante recorrido por la historia, las tradiciones y el proceso de obtención de este invaluable elemento.
La sal en las páginas doradas de la historia
A lo largo de los siglos, la sal ha influido en el devenir de la humanidad: ha estado presente en el desarrollo de civilizaciones, el crecimiento de ciudades, ha motivado guerras y ha sido causa incluso de protestas. Desde la antigua China y las rutas específicas creadas por el Imperio Romano, hasta la palabra salario, que proviene de la divisa con la que se pagaba a los trabajadores en una remota época, la historia del hombre y la sal se encuentran delicadamente entrelazadas.
La transformación del agua y la roca: nacimiento de la sal
En este viaje al corazón de la sal, debemos empezar respondiendo a nuestra pregunta inicial: ¿cómo se obtiene la sal?. La sal común, valga decirlo, puede obtenerse de diversas fuentes, ya sea mediante la evaporación del agua, la extracción de la roca halita o incluso a partir de plantas.
El secreto del sol y el viento: ¿cómo se extrae la sal de mar y de mina?
Existen distintos tipos de sal, dependiendo de la zona o método de extracción utilizado. La sal de mar y la sal de mina son dos ejemplos notables. La primera se encuentra en nuestras queridas costas y océanos, donde el agua se acumula en depósitos poco profundos conocidos como salinas. Estas se evaporan por efecto del sol y del viento, causando la cristalización de la sal en el fondo de las mismas. En México, por ejemplo, nuestro querido país se ubica como el séptimo productor de sal a nivel mundial y Las Coloradas, Yucatán es el lugar donde la empresa Sal Sol extrae la preciada sal marina.
La sal de mina, por otro lado, se encuentra escondida en las profundidades de la tierra. Este tipo de sal se extrae de las entrañas de la roca halita y, aunque suele contener más impurezas que su contraparte marina, también es apreciada y empleada en distintos ámbitos.
Tan cerca de nuestros platos como lo permita el corazón
A propósito de los ámbitos donde la sal se desenvuelve, es notorio su uso en nuestras cocinas y en el enriquecimiento de nuestros alimentos. No obstante, el exceso de su consumo – por ejemplo, en España se detectó una ingesta media de 9,8 gramos de sal por día, casi el doble de los 5 gramos recomendados por la OMS – puede provocar enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión. Por ello, es necesario encontrar un equilibrio entre la sal y otros ingredientes que pueden añadir sabor a nuestras comidas, como limón, vinagre, hierbas aromáticas o especias.
A pesar de que la sal no engorda, puede causar retención de líquidos y, además, resulta indispensable para mantener el organismo hidratado y regular los fluidos corporales. Sin duda, la sal desempeña un papel más profundo en nuestras vidas de lo que podríamos imaginar.
Epílogo: un elemento insoslayable
He aquí el prodigio de un elemento que ha trascendido a través del tiempo y fusionado con la humanidad. Cómo se obtiene la sal, sin importar si es de mar o de mina, es un testimonio de la adaptabilidad del hombre y la capacidad de expresar la plenitud de la vida en cada grano de sal. Debemos recordar siempre que, aunque abundante, su consumo debe ser equilibrado, apreciándola como la joya que es, y no como un simple aderezo.