Queridos lectores, permítanme sumergirlos en una reflexión apasionante sobre el papel de la ciencia ciudadana en la conservación del medio ambiente en México. En momentos donde la preocupación por nuestro entorno se encuentra en su punto más álgido, es vital reconocer la importancia de un liderazgo público y la participación ciudadana en la gobernanza de nuestra región.
El Acuerdo de Escazú y la participación ciudadana
Me gustaría comenzar mencionando algo que nuestros amigos del sur, específicamente de Costa Rica, han estado impulsando: el Acuerdo de Escazú. Firmado entre varios países de América Latina y el Caribe, este acuerdo busca garantizar el acceso a la información ambiental y fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones relacionadas con nuestro medio ambiente.
¿Cuántas veces nos hemos preguntado si el liderazgo participativo es suficiente para generar cambios y mejoras en nuestra región? Pues bien, Olman Mora Navarro, un costarricense comprometido con el medio ambiente, nos invita a coordinar un foro sobre participación ciudadana y análisis de casos ambientales.
Transparencia e información en el medio ambiente
Uno de los pilares fundamentales para generar conciencia y proteger nuestro entorno es la transparencia y acceso a la información clara relacionada con el medio ambiente. Es precisamente en este ámbito donde la ciencia ciudadana cobra relevancia.
Permítanme hacer una pausa y preguntarles: ¿qué es para ustedes la ciencia? Algunas personas la definen como un proceso o actividad que busca generar conocimiento sobre los fenómenos observables siguiendo una metodología específica. Si bien existen múltiples definiciones, todas comparten la misma esencia.
La ciencia ciudadana: una herramienta invaluable
Ahora bien, ¿han oído hablar de la ciencia ciudadana? Se trata de un trabajo científico realizado voluntariamente por personas del público en general, sin ser especialistas en el área. La ciencia ciudadana tiene sus raíces en disciplinas que datan de más de un siglo atrás, como la arqueología, la astronomía y la historia natural.
Gracias al desarrollo de las tecnologías de información y comunicación, la ciencia ciudadana ha cobrado gran importancia en el estudio y la conservación de nuestro entorno natural. Por ejemplo, iniciativas como el Conteo de Aves de Navidad de la Sociedad Audubon y la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables han permitido a personas de todo el mundo contribuir al conocimiento científico.
La contribución mexicana a la ciencia ciudadana
En México, no nos quedamos atrás en esta revolución silenciosa que es la ciencia ciudadana. Hemos desarrollado diversas iniciativas coordinadas por CONABIO, como AverAves, NaturaLista y Enciclovida.
Los ciudadanos científicos que participan en estas iniciativas aportan información sobre la observación de especies de aves, plantas, animales y hongos en nuestro país. Además, este conocimiento se comparte con todos a través de bases de datos de libre acceso.
¿Por qué la ciencia ciudadana es tan importante?
Estas acciones nos permiten demostrar que cada uno de nosotros puede jugar un papel activo en la protección y conservación del medio ambiente. Al involucrarnos, no sólo aprendemos sobre nuestro entorno, sino que también transmitimos ese conocimiento a otros, creando una red de personas comprometidas con la causa.
El poder de la ciencia ciudadana radica en que no necesitamos ser expertos o científicos especializados para contribuir. Cualquier persona, incluso ustedes, queridos lectores, pueden ser parte de esta revolución silenciosa.
La intimidad del acto de observar
Creo que hay cierta poesía en la acción de observar y documentar la naturaleza. Es un acto íntimo, donde nos damos cuenta de nuestro lugar en el mundo y cultivamos una relación profunda y duradera con nuestro entorno.
Observar un ave, una planta o cualquier otra especie, y saber que nuestro registro puede ayudar a protegerla, es un gesto pequeño pero poderoso que nos convierte en protectores del medio ambiente.
Invitación a la reflexión y acción
Los invito a todos a que, sin miedo, se adentren en el mundo de la ciencia ciudadana. Compartan sus percepciones, puntos de vista y, sobre todo, participen en iniciativas como AverAves, NaturaLista y Enciclovida.
Y, como decía un sabio amigo mío, quien desde su silla en la terraza de su casa observaba a las aves y la vida que lo rodeaba: “El futuro del medio ambiente está en nuestras manos, y todo empieza con abrir los ojos y observar”.
Así que, amigos míos, abramos nuestros ojos y sumémonos a la ciencia ciudadana. Juntos podemos hacer la diferencia. Y ahora, aprovecho para despedirme con un caluroso saludo desde México, inspirado por los esfuerzos de los ciudadanos científicos y nuestros hermanos costarricenses.