Imagínense un mundo en que la contabilidad y la fiscalidad bailaran al unísono y no hubiera complicaciones. Sería aburrido, ¿no es cierto? Como amantes de la emoción, nos enfrentamos al desafío que representa el manejo del impuesto diferido. Adéntrate conmigo en este laberinto y descubramos juntos lo esencial de este concepto.
El origen de un enigma: diferencias temporales, temporarias y permanentes
Todo comienza con el reconocimiento de las consecuencias fiscales de hechos económicos presentes. Al explorar los estados financieros de una entidad, encontramos discrepancias entre el valor fiscal y contable de activos y pasivos. Estas pueden ser de tres tipos: diferencias temporales, temporarias y permanentes.
Las diferencias temporales surgen en el período actual, mientras que las diferencias temporarias aparecen en un período futuro. Por otro lado, las diferencias permanentes nunca serán reconocidas en la declaración de renta. Como veremos más adelante, el impuesto diferido se origina debido a estas diferencias.
¿Por qué y cómo se genera el impuesto diferido?
Algunos ingresos y gastos no son gravados o deducibles en el período en que se elaboran los estados financieros. Por lo tanto, se genera el impuesto diferido para permitir la apropiación de la carga tributaria en el período en que ocurren las transacciones. Este concepto es clave tanto en el ámbito nacional como internacional, y se encuentra regulado por normas de información financiera como NIF, IFRS y ASC.
La conciliación fiscal y sus retos
Una parte fundamental del proceso de determinar impuestos diferidos consiste en la conciliación fiscal. Esta implica identificar las diferencias de ingresos y gastos registrados contablemente en un periodo y los fiscalmente gravables o aceptados en otro. La norma colombiana, por ejemplo, establece la necesidad de contar con un sistema de Conciliación Fiscal que soporte la consistencia de las cifras incluidas como base fiscal para el cálculo del impuesto diferido. Y no olvidemos que el incumplimiento de esta obligación puede conllevar sanciones.
El arte de calcular el impuesto diferido
Durante mi carrera literaria conocí a muchos contadores cuya habilidad en el manejo de números y leyes era digna de elogio. El cálculo del impuesto diferido es, en efecto, un arte que requiere la comparación de bases contables y fiscales de activos y pasivos, y la aplicación del método de activos y pasivos para valores contables y fiscales.
Utilizando tasas impositivas vigentes
La NIC 12 establece que los activos y pasivos por impuestos deben ser medidos utilizando las tasas y leyes fiscales vigentes. Se recomienda realizar una estimación de la reversión de la diferencia temporaria para utilizar las tasas aplicables en los periodos en los cuales se espera revertir las diferencias temporarias.
El impuesto diferido como activo o pasivo no corriente
En nuestra travesía por el laberinto del impuesto diferido, descubrimos que este puede ser clasificado en activo o pasivo no corriente. Vale la pena mencionar que el impuesto diferido solo puede ser aplicado sobre las diferencias temporales y nunca sobre diferencias permanentes.
El papel del reconocimiento de los efectos fiscales
El impuesto diferido se debe tener en cuenta en el estado de resultados y/o en el Otro Resultado Integral (“ORI”). Es especialmente relevante en situaciones como la enajenación de bienes pertenecientes al activo fijo del contribuyente, en las que se utiliza la tarifa por ganancia ocasional para calcular el impuesto diferido.
¿Qué ocurre con las pérdidas fiscales no utilizadas?
Uno de los giros intrigantes en nuestra investigación del impuesto diferido es la existencia de pérdidas fiscales no utilizadas. ¿Acaso esto significa que no se dispondrá de ganancias fiscales en el futuro?
No necesariamente. Solo se reconocerá un activo por impuestos diferidos surgido de pérdidas o créditos fiscales no utilizados si hay una cantidad suficiente de diferencias temporarias imponibles o existe otra evidencia convincente de que se dispondrá de suficiente ganancia fiscal en el futuro.
La relación entre impuesto diferido e impuesto corriente
Una vez que hemos navegado por el recorrido del impuesto diferido, podemos ver su conexión con el impuesto corriente. Este último es la cantidad que la empresa satisface como consecuencia de las liquidaciones fiscales del Impuesto sobre sociedades.
En última instancia, el impuesto diferido se genera debido a la diferente valoración entre el criterio contable y fiscal, y se aplica sobre las diferencias temporarias entre las bases contables y fiscales de los activos y pasivos. Este concepto, aunque complejo, es parte de la magia que envuelve el mundo de la contabilidad y la fiscalidad, enriqueciendo nuestra vida con sus matices y curiosidades.
Queridos lectores, espero que hayan disfrutado de este viaje por el laberinto del impuesto diferido. Los invito a seguir indagando en este fascinante mundo y a no temer a sus complejidades, pues, como bien sabemos, la vida es un aprendizaje constante.