El calor del verano nos hace buscar opciones refrescantes para mantenernos bien hidratados y nada mejor que deleitarnos con una deliciosa y jugosa sandía. Esta fruta, además de ser sumamente sabrosa, esconde un tesoro de beneficios para nuestra salud. ¿Listos para descubrirlos? ¡Acompáñanos en este recorrido por el maravilloso mundo de la sandía!
Un poco de historia
La sandía es una fruta de gran tamaño originaria de África, pero su popularidad ha trascendido fronteras, llegando a ser un alimento muy consumido en países de todo el mundo. México ocupa el 11º lugar en producción de sandía a nivel mundial, siendo Sonora y Jalisco los principales estados productores de esta delicia veraniega.
Esta fruta proviene de una planta rastrera llamada Citrullus lanatus, y aunque por su dulzura y textura la consideramos una fruta, forma parte de la familia Cucurbitáceas, la misma de la calabaza y el pepino, lo que genera un debate sobre si realmente es una fruta o una verdura.
Variedades de sandía
Existen más de 1,200 variedades de sandía, y aunque difieren en tamaño, forma y color, todas ellas mantienen en común su delicioso sabor y su alto contenido de agua. Y si creías que solo se come la pulpa, te sorprenderá saber que todo en la sandía es aprovechable, hasta las semillas y la cáscara.
Beneficios para la salud
La sandía es una fruta altamente nutritiva que ofrece una gran cantidad de beneficios gracias a sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y su capacidad de ayudar en la quema de grasa. A continuación, te presentamos algunos de sus beneficios más destacados:
Hidratación y frescura
Compuesta mayormente por agua (alrededor del 90% de su peso), la sandía es perfecta para hidratarnos en época de calor. Una porción adecuada de esta deliciosa fruta nos aporta una buena cantidad de líquidos y nos ayuda a combatir el estrés calórico del verano.
Alivio de algunos síntomas
La sandía es útil para aliviar síntomas asociados con el calor, los golpes de calor, la retención de líquidos, la nerviosismo, el estreñimiento y las aftas bucales, entre otros. Asimismo, ayuda a mantener nuestra piel fresca y radiante durante la temporada de calor.
Protección cardiovascular y anticancerígena
El licopeno, que le da a la pulpa de la sandía su característico color rojo, es un potente antioxidante que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, como el de próstata y el de mama. Además, protege nuestra piel de las radiaciones nocivas del sol.
Estimulación de la actividad sexual
La sandía es rica en L-citrulina, un aminoácido que mejora la circulación sanguínea y puede tener efectos positivos en nuestra vida sexual.
Salud ósea y ocular
Esta fruta aporta vitamina A, esencial para mantener una buena salud visual y ósea. Consumir al menos 200 gramos de sandía al día cubre el 23% de nuestra ingesta diaria recomendada de vitamina A, lo que ayuda a prevenir problemas oculares, cuidar la retina y reducir la aparición de enfermedades degenerativas como las cataratas.
Contraindicaciones y precauciones
Aunque la mayoría de las personas puede disfrutar de la sandía sin problemas, existen algunos casos en los que se debe limitar su consumo. Aquellas personas con problemas de incontinencia o que consumen sandía en exceso podrían experimentar problemas gastrointestinales, especialmente si son sensibles a los FODMAPs, presentes en la sandía, que pueden causar efectos negativos en quienes padecen el síndrome de intestino irritable.
¿Cómo elegir y almacenar una sandía?
Antes de comprar una sandía, es importante asegurarnos de que está madura y lista para disfrutar. Fíjate en la cáscara: si presenta una mancha amarillo-anaranjado en la parte inferior, significa que está en su punto justo de madurez y sabor. Luego, al tacto, debe sentirse pesada y un poco húmeda.
Una sandía entera puede mantenerse de 7 a 10 días a temperatura ambiente. Si ya está cortada a la mitad y con sus semillas, cúbrela herméticamente con plástico y consérvala en el refrigerador por hasta 5 días.
Recetas deliciosas con sandía
El uso de la sandía en la cocina es realmente versátil, ya que puede ser consumida sola, en ensaladas o en bebidas refrescantes como batidos o granizados.
Granizado de sandía
Para preparar este delicioso y refrescante granizado, solo necesitas:
- 4 tazas de sandía picada y sin semillas
- 1/4 de taza de azúcar
- Jugo de 1 limón
Tritura la sandía en una licuadora hasta obtener un puré, agrega el azúcar y el jugo de limón y mezcla bien. Vierte la mezcla en un molde apto para congelador y congela por al menos cuatro horas. Antes de servir, raspa la superficie con un tenedor para formar el granizado. ¡A disfrutar!
Ensalada Feta de sandía
Esta ensalada refrescante y llena de sabor es perfecta para una comida ligera o como acompañamiento. Ingredientes:
- 4 tazas de sandía picada en cubos
- 1 taza de queso feta desmoronado
- 1/4 de taza de hojas de menta fresca
- 1/4 de taza de nueces o almendras
En un bol grande, mezcla la sandía, el queso feta, las hojas de menta y las nueces o almendras. Sirve de inmediato para evitar que la sandía suelte demasiada agua. ¡Buen provecho!
Conclusión
Ya lo sabes, la sandía es mucho más que una fruta deliciosa, es también un auténtico tesoro nutricional que ofrece numerosos beneficios para nuestra salud. Así que, ¿qué esperas para incluirla en tu dieta?
¡Ojo al dato!
Aquí va un dato curioso: ¿sabías que en gran parte de Latinoamérica a la sandía se le conoce como “patilla”? ¡Ahora sí, estás más que listo para ser un auténtico experto en sandías! ¡Disfruta y compaté tu conocimiento ahora sí que… a la mexicana!